Siria se ve sacudida por una brutal guerra civil desde marzo de 2011.
El conflicto ha creado una enorme crisis humanitaria y sigue destruyendo vidas. Caritas trabaja por un mundo en donde el amor y la justicia puedan prosperar, y en donde se respete la dignidad de la persona humana.
Siria se ha convertido en la mayor emergencia para Caritas y la organización está llevando a cabo una campaña para que se ponga fin de inmediato a la violencia y al sufrimiento. Casi 13,5 millones de personas en Siria necesitan ayuda, 6,5 millones han sido desplazadas internamente.
Casi 4,8 millones de personas son refugiados, obligados a huir a países vecinos. Más de 230.000 personas han sido asesinadas y miles más han sido heridas en el conflicto que dura cinco años.
El Papa Francisco sigue con atención la crisis y ha pedido que se ponga fin a los combates. Asimismo, ha resaltado la asistencia que Caritas brinda a los sirios, independientemente de su etnia o su credo religioso, como la mejor forma de contribuir a la paz.
Caritas es una de las pocas agencias humanitarias que todavía sigue trabajando en Siria, con operaciones en Damasco, Alepo, Homs, Djézireh, Horan y la región litoral. La guerra ha cobrado un enorme precio humano, escuelas y hospitales han sido destruidos, hogares han sido bombardeados y medios de sustento han desaparecido.
A pesar de las enormes dificultades y peligros, Caritas permanece en solidaridad con los sirios y sigue brindando ayuda de emergencia desde sus centros, que a menudo están en la vanguardia del conflicto.
El personal de Caritas en Homs ayudó a la gente a escapar de las milicias extremistas, mientras que en Hassakeh estuvo brindando atención médica gratuita hasta que los bombardeos los obligaron a reubicarse temporalmente; en Alepo, han apoyado a los ancianos.
La reciente batalla por Alepo dejó un saldo de cientos de muertos o heridos y sometió los recursos de Caritas a una dura prueba. Más de 2.300 bombas cayeron entre finales de abril y principios de mayo.
Caritas brindó asistencia médica y apoyo para muchos de los damnificados. El futuro del frágil cese al fuego es incierto.
Caritas le da ropa, cobijas y paquetes de víveres a la gente. Si están muy enfermos o son demasiado pobres para llegar a un centro médico de Caritas, se envía a un médico a visitarlos. Caritas ayuda a la gente a encontrar refugio y educación para sus hijos. Los orientadores brindan apoyo para sobreponerse a la depresión, la conmoción y el luto. Hay muchos desafíos.
Mientras la guerra continúa, el personal de Caritas ha escuchado conmovedoras historias de personas que batallan para sobrevivir.
Caritas colabora con comunidades religiosas, como la Hermanas del Buen Pastor y las Hermanas del Sagrado Corazón. Caritas también coopera con organizaciones humanitarias chiitas y suníes para llegar al mayor número posible de necesitados.
Caritas trabaja con misericordia y compasión para defender la dignidad de personas de todos los credos y de aquellas sin credo alguno. Responde al llamado del Papa Francisco a ayudar a crear una “Iglesia pobre para los pobres” como “testimonio vivo del amor de Dios por toda la creación”.
Caritas seguirá haciendo campaña por la paz en Siria y exhorta a todas las partes a que depongan las armas y le pongan fin a la violencia y el sufrimiento, y que aseguren que todos los sirios sean tratados con respeto.